Las bodas no dejan de ser interesantes. No importe cuantas haga y dónde, que siempre me dejan recuerdos. Preparando una entrada para el blog recordé una botella de Jack Daniels en la salida de unos novios y decidí preparar este post.

Como fotógrafo documental de bodas, una de las cosas que más me gusta cuando estoy en una boda es captar situaciones que puedan escapar a simple vista. Me gusta estar bien integrado, pasar desapercibido, trabajar e intentar parecer un invitado más.

No suelo llevar muchos «cacharros», es decir, no suelo colocar trípodes y flashes por todos lados, dar el cante y que sepa todo el mundo : “vaya!, ahí está otra vez el fotógrafo!”. Eso sí, me gusta estar cerca de la acción y empaparme bien del ambiente.

Estas fotos que os dejo aquí pertenecen a un par de bodas diferentes. La que abre el post me gusta mucho porque realmente creo que nadie se dio cuenta que la tomaba y cuenta lo bien y a gusto que estaba la gente, en este caso, los hombres de negro, con su puros y sus risas al más puro estilo gangster.

La segunda pertenece justo después de la salida de los novios, cuando los amigos se acercaron al novio, hicieron un corro y era evidente que algo ocurría. Qué pasaba?. Estaban calentando un poco la garganta con unos chupitos de Jack Daniels.

Las 2 últimas están realizadas en una de las suites del Hotel Emperador. La primera me gusta porque estaba el novio y sus amigos muy concentrados, todos ellos preparándose. Había concentración y alguna que otra risa nerviosa, mientras que para la última foto, Javier, el novio, me pidió que le hiciera una foto con sus colegas, así que después de hacer un par de ellas con todos juntos, le dije a Javier que diera un paso adelante y salió una foto que me gustó.

Espero que os gusten y salud!

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